miércoles, 3 de agosto de 2011

Reflexiones desde el Polo

Tras haber hecho mutis por el foro y haber desaparecido de la blogosfera durante meses, debido a mi falta de tiempo e inspiración y tal vez más impulsada por la desidia y el aburrimiento que por un arrebato de creatividad imparable, me decido a escribir desde el Polo (es decir, la oficina, que está glacial gracias al aire acondicionado, ese elemento que nos enferma al exponernos al frío cuando no toca) como válvula de escape y con la mente puesta ya en las ansiadas vacaciones.

Observar el mundo exterior desde los cristales de la oficina cuando media humanidad está en la calle disfrutando (hoy sí) del sol y del calor y de la ropa ligera y de las chanclas es como una especie de tortura psicológica. ¿qué hemos hecho para merecernos esto? ¿porqué no podemos estar en la calle como el resto de los mortales, disfrutando de una cañita en una terraza en buena compañía en lugar de estar aquí pasando frío y fingiéndonos ocupadísimos? Pero no desesperemos, al menos a mi me separan dos días de mi preciada libertad... lo cual implica disponer de tiempo (eso que sólo aprecia el que carece de él) para hacer lo que más nos plazca como nos parezca mejor (en muchas ocasiones, para hacer nada, que como dijo alguien en un momento de lucidez, quien nada no se ahoga...).

Esta entrada va dedicada a mis compis currantes, compañeros de fatiga, y en especial a Sandra, Anna y Cristina ;D. Ánimo! Ya queda menos!

viernes, 11 de febrero de 2011

Simone de Beauvoir

El otro día, una amiga publicó la siguiente frase de la gran Simone de Beauvoir: "El día en que la sea posible para la mujer amar, no por debilidad sino por fortaleza, no escapar de sí misma sino encontrarse a sí misma, no humillarse sino reafirmarse - ese día el amor será para ella, como es para el hombre, una fuente de vida".
Me quedé boquiabierta, estupefacta, patidifusa... ¿Cómo puede resumir una sola frase de una persona que con la que no he tenido nada que ver mi concepto ideal de amor? Y lo que es peor aún ¿cómo es que no me había dado cuenta antes? Qué grande Simone de Beauvoir, pensé, ella ha visto dentro de mí lo que yo no supe ver a tiempo... aunque más vale tarde que nunca.
Haciendo reflexión (y autocrítica corrosiva, una de mis especialidades, que sin duda, me viene dada por mi signo zodiacal), llegué a la conclusión de que he cometido siempre la misma equivocación: buscar todo lo contrario a lo que quería, o cometer el error de aceptarlo sin más, por miedos varios e indeterminados que llegaron a materializarse y a convertirse en mis monstruos de pesadilla, mis perseguidores. Me he dado cuenta de que he amado por debilidad, para escapar de mi misma y para humillarme; pero no por fortaleza, para encontrarme a mi misma ni para reafirmarme.
Era más fácil compadecerme de mi mala suerte que darme cuenta de que era yo misma la que estaba atrayendo ese tipo de relaciones malsanas y nada gratificantes, que se parecen a cualquier cosa menos al amor. Y en este aspecto, he llegado a tocar fondo con mi última "historia", que ha sido un gran ejemplo de lo que yo nunca desearía para mi peor enemigo y que me ha enseñado que eso es, precisamente, lo que no quiero para mí. No pude caer más bajo, ni humillarme ni obsesionarme más con algo que no me conducía más que al aniquilamiento personal, al vacío y a la soledad más absoluta. Ahora, casi con tres décadas de vida a mis espaldas, he descubierto el principio rector que deseo que guíe mi vida amorosa en su más amplio espectro (no me refiero sólo al príncipe azul, pues por definición suele desteñir, sino que además espero poder aplicar esta máxima al resto de relaciones, para rodearme de personas que realmente merezcan la pena y que sean mi fuente de vida).