domingo, 18 de julio de 2010

La insoportable levedad de los vínculos

Parece mentira lo que tarda en crearse un vínculo y lo poco que cuesta romperlo, aniquililarlo, destrozarlo. Los lazos no son tan sólidos como aparentan.

Romper la coraza del miedo y de la desconfianza puede costar meses, años, toda una vida, pero cuando se consigue, uno espera que esa persona permanezca en nuestras vidas si no para siempre, por un tiempo prolongado. Cuánto cuesta mantener una amistad, el amor, y hacer que siga valiendo la pena...

Desgraciadamente hay personas que no saben cuidar sus conexiones. Nada más fácil que cortarlas de un tijeretazo. Y fin de la historia. Hasta que viene el masoquista de turno, pensando en lo triste que es acabar con algo tan hermoso (y tan puro, piensa el pobre infeliz) como con el amor paterno-materno-filial, el cariño entre amigos, el amor entre una mujer y un hombre, va e intenta sellar la ruptura con cinta americana, para que el lazo salga reforzado... pero nada es para siempre, ni siquiera la cinta americana. Y vuelve a pasar algo que la vuelve a quebrar en mil pedazos, con el atrevimiento del vil desprecio hacia el prójimo. El probre infeliz vuelve a sufrir, a debatirse entre obstinarse a conservar (en la medida en que se lo permitan) esa relación torturadora, cruel y sádica o intentar ser feliz y empezar de nuevo. Obviamente, le gusta sufrir, así que escogerá la primera opción, por caridad cristiana, cree él, aunque en realidad lo hace para demostrarse a sí mismo que el fracaso no ocurrió por su culpa.

Como dicen, no hay peor ciego que el que no quiere ver. Y así, el masoca, desoyendo todas las señales, reincide una y otra vez como un delincuente común. Le encanta sufrir. Hasta que un día se da cuenta de que tropezar una y otra vez en la misma piedra es de necios y decide trazar un camino alternativo, lejos de la piedra en su camino. Más vale tarde que nunca.

viernes, 9 de julio de 2010

Del fútbol, los pulpos y otros animales.

Antes de entrar en materia debo confesar (mea culpa) que no me gusta el fútbol. Me parece aburridísimo ver a dos grupitos de hombres correr tras una pelota y dar patadas a todo lo que se mueve durante ni más ni menos que durante 90 minutos (en el mejor de los casos). Así que, obviamente, no sigo el mundial, es más, me irrita profundamente que alteren toda la parrilla televisiva por el dichoso deporte rey. Nos lo meten en vena, de día y de noche, te guste o no.

Para mí, el futbol es como el "panem et circenses" de los romanos, un mecanismo de atontamiento popular, para aplacar a las masas sedientas de sangre de los políticos, de sus jefes, etc. Mientras ven el fútbol, no piensan, dejan de pertenecer a la masa crítica que tanto incomoda. Gritan como energúmenos, tocan la vuvuzela y se adornan con complementos frikis y estrambóticos. Pierden el sentido del ridículo, e incluso, el control y la poca vergüenza que alguna vez pudieron tener.

Que conste que no todos los hinchas del fútbol son iguales, pero todos aquellos que agreden a los árbitros o a los hinchas o a los jugadores de otros equipos hacen desmerecer a los demás, por más pacíficos que sean.

Y qué decir de las familias... el fútbol las desune y las desestructura. Papá ve el futbol en el salón y mamá aprovecha el dichoso momento de gloria para salir con las amigas (si no hay fútbol, se queda en casa con la pata quebrada). ¿Y los churumbeles? Con papi viendo el fútbol (si no está con sus amigotes primitivos gritando cual mandriles en celo, como si su equipo pudiera escuharles a través de la televisión) y desarrollando sus instintos más primitivos y bárbaros (menos mal que aún no conocen la cerveza y sus efectos) o dándole la lata a mami (si no ha podido enchufarlos con la abuela)... y esto durante toda la temporada de fútbol, que dura toooooodo el año.

Entonces, ¿quién es más animal? Dejo que saquéis vuestras propias conclusiones...

miércoles, 7 de julio de 2010

Felicidad que bonito nombre tienes...

Desde que descubrí esta canción de "La Cabra Mecánica" no me la quito de la cabeza... y me da que pensar... qué es la felicidad? Acaso es como los Reyes Magos, un cuento infantil para tenernos engañados e ilusionados esperando a que llegue? Viene a ti o hay que buscarla?

Yo no tengo una respuesta (aún) y no sé si algún día lo averiguaré... creo que la mayor parte de los mortales nos tomamos la búsqueda de la felicidad como una carrera de fondo... y tanto correr, nos pasamos de largo la meta... Así que probablemente, la felicidad esté en el camino, en las pequeñas cosas, en cada sorbo, en cada paso.

Qué bonito es encontrar una pincelada de felicidad en las pequeñas cosas... quizá os parezca gracioso, pero ayer la encontré cocinando a la vuelta del trabajo... concretamente, preparando "humus". Casualmente, encontré el ingrediente secreto que me faltaba en un "badulake" y ya en casa, me puse a experimentar. El momento de abstracción que alcancé fue indescriptible. Yo y el "humus", el "humus" y yo. Creatividad en estado puro.

Conclusión: para encontrar la felicidad no hay que irse muy lejos...

martes, 6 de julio de 2010

MI PRIMERA VEZ

Esta es mi primera vez... sí, hoy me estreno en este gran y desconocido mundo que es la blogosfera... lo cierto es que siento algo de vértigo, por la responsabilidad que supone escribir algo de cierta calidad, es decir, que no sea una bazofia sin interés y que enganche desde la primera a la última palabra. Además, debo decir que tengo colegas escritoras que han puesto el listón muy alto... así que espero no decepcionar a nadie (y menos a mi misma con mi autocrítia exacerbada).

Los escritores profesionales dicen que siempre hay que escribir sobre algo que se conoce bien... quizá tenga que escribir sobre mi vida, amparada en el anónimato global de la blogosfera... en cualquier caso, ya lo iré viendo a medida que vaya avanzando.

Buenos días por la mañana!!!