viernes, 9 de julio de 2010

Del fútbol, los pulpos y otros animales.

Antes de entrar en materia debo confesar (mea culpa) que no me gusta el fútbol. Me parece aburridísimo ver a dos grupitos de hombres correr tras una pelota y dar patadas a todo lo que se mueve durante ni más ni menos que durante 90 minutos (en el mejor de los casos). Así que, obviamente, no sigo el mundial, es más, me irrita profundamente que alteren toda la parrilla televisiva por el dichoso deporte rey. Nos lo meten en vena, de día y de noche, te guste o no.

Para mí, el futbol es como el "panem et circenses" de los romanos, un mecanismo de atontamiento popular, para aplacar a las masas sedientas de sangre de los políticos, de sus jefes, etc. Mientras ven el fútbol, no piensan, dejan de pertenecer a la masa crítica que tanto incomoda. Gritan como energúmenos, tocan la vuvuzela y se adornan con complementos frikis y estrambóticos. Pierden el sentido del ridículo, e incluso, el control y la poca vergüenza que alguna vez pudieron tener.

Que conste que no todos los hinchas del fútbol son iguales, pero todos aquellos que agreden a los árbitros o a los hinchas o a los jugadores de otros equipos hacen desmerecer a los demás, por más pacíficos que sean.

Y qué decir de las familias... el fútbol las desune y las desestructura. Papá ve el futbol en el salón y mamá aprovecha el dichoso momento de gloria para salir con las amigas (si no hay fútbol, se queda en casa con la pata quebrada). ¿Y los churumbeles? Con papi viendo el fútbol (si no está con sus amigotes primitivos gritando cual mandriles en celo, como si su equipo pudiera escuharles a través de la televisión) y desarrollando sus instintos más primitivos y bárbaros (menos mal que aún no conocen la cerveza y sus efectos) o dándole la lata a mami (si no ha podido enchufarlos con la abuela)... y esto durante toda la temporada de fútbol, que dura toooooodo el año.

Entonces, ¿quién es más animal? Dejo que saquéis vuestras propias conclusiones...

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